Baixar Mais Tocadas: Joan Manuel Serrat

Quizá porque mi niñez sigue jugando en tu playa / Y escondido trás las cañas, duerme mi primer amor / Llevo tu luz y tu olor por donde quiera que vaya / Y, amontonado en tu arena, guardo amor, juegos y penas

La narración que vamos a escuchar se llama “VIAJE A LA LUNA”. Antes de empezar debéis saber que a cada capítulo de la historia corresponde un determinado grupo de instrumentos de la orquesta. El orden de aparición será el siguiente: / Para empezar, toda la orquesta a la vez. En segundo lugar, la familia de los instrumentos de metal: trombones, trompas y trompetas. A continuación, la extensa familia de los instrumentos de percusión: timbales, bombo, platillos, xilófono, triángulo, caja china, látigo, carraca, silbato y tam-tam. / Después los instrumentos de cuerda: violines, violas, violoncelos y contrabajos unidos al arpa, los metales y la percusión. Luego la familia de los instrumentos de madera: flautín, flautas, oboes, clarinetes y fagot. Y finalmente, el “tuti”, o sea, todos los instrumentos de la orquesta conjuntados. / 1. Era un domingo por la tarde, y la Panda de los Inventis no sabía qué hacer. Se llamaban los Inventis porque eran unos chicos y unas chicas que siempre andaban inventando juegos e historias. Tenían mucho ingenio y eran buena gente.

Que el mundo fue y será una porquería ya lo sé… (¡En el quinientos seis y en el dos mil también!) Que siempre ha habido chorros, maquiavelos y estafaos, contentos y amargaos, valores y dublé… Pero que el siglo veinte es un despliegue de maldá insolente ya no hay quién lo niegue. Vivimos revolcaos en un merengue y en un mismo lodo todos manoseaos… ¡Hoy resulta que es lo mismo ser derecho que traidor!… ¡Ignorante, sabio o chorro, generoso o estafador!… ¡Y todo es igual! ¡Nada es mejor! ¡Lo mismo un burro que un gran profesor! No hay aplazaos ni escalafón, los inmorales nos han igualao. Que uno vive en la impostura que otro roba en su ambición, ¡da lo mismo que si es cura, colchonero, rey de bastos, caradura o polizón!… ¡Qué falta de respeto, qué atropello a la razón! ¡Cualquiera es un señor! ¡Cualquiera es un ladrón! Mezclao con Stavisky va Don Bosco y «La Mignón», Don Chicho y Napoleón, Carnera y San Martín… Igual que en la vidriera irrespetuosa de los cambalaches se ha mezclao la vida, y herida por un sable sin remaches vi llorar la Biblia contra un calefón… ¡Siglo veinte, cambalache problemático y febril… / El que no llora no mama y el que no roba es un gil! ¡Dale nomás! ¡Dale que va! ¡Que allá en el horno se vamo a encontrar! ¡No pienses más séntate a un lao, que a nadie importa si naciste honrao! Que es lo mismo el que labura noche y día como un buey, que el que vive de las minas, que el que roba, que el que mata o está fuera de la ley.

Ahí viene la llamada marcando el compás, escucha los tambores que sabroso dan. Contagian a mi cuerpo su ritmo dulzón y su vaivén me alegra el corazón. La gente se alborota al oír su sonar. El barrio se enloquece y se pone a bailar, y todo el mundo goza al compás de los cueros sintiendo la llamada que pasa y se va. Negra: ¿Dónde están mis barbas…? ¿Mi galera de felpa…? ¿Mi largo bastón…? Dime: ¿Dónde están mis lentes, mi camisa a rayas y mi franquidoy…? / Pronto, dame todo eso… porque los morenos están por llegar. Mira que me voy con ellos porque es la llamada de este Carnaval. La gente se alborota al oír su sonar. / El barrio enloquece y se pone a bailar, y todo el mundo goza al compás de los cueros sintiendo la llamada que pasa y se va. Se va… Se va… Se va…